Muchas veces pensamos que los niños, al ser pequeños, no se enteran de las cosas. Esto es una afirmación que está muy lejos de la realidad. Por ello, en ciertas situaciones de cambio, es necesario prestarle mucha atención y cuidado a los más pequeños de la casa.
Una de estas situaciones, es la muerte. Aunque los niños no entienden el concepto de irreversibilidad de la muerte, es decir, no entienden que es definitiva, si se ven afectados por todo su entorno cambiante.
Dependiendo del periodo de la infancia, existen unos comportamientos bases que se suelen repetir. Por ejemplo, entre los 3 y los 6 años se caracteriza por confundir realidad y fantasía, lo que hace difícil que comprendan la muerte.
Por ello, es aconsejable bloquear nuestras emociones, ya que de esta forma evitamos que el niño se asuste y preocupe. Otro punto a tener en cuenta es saber qué debemos contarle al niño y qué no. Demasiada información puede agobiarle, mientras que si les damos muy poca, su imaginación va a rellenar los huecos, creando un relato fantasioso de la muerte.
También es bueno recordar que no todos los casos son iguales, y que cada niño puede desarrollar pautas de comportamiento diferentes. Sin embargo, para todos los casos es importante pasar más tiempo con ellos en este tipo de situaciones para controlar sus sentimientos.