Para quienes no conozcan qué es la Logopedia (también llamada fonoaudiología), se trata de una disciplina sanitaria que se ocupa de la prevención, tratamiento y evaluación de los trastornos de comunicación humana, que se manifiestan a través de patologías y alteraciones en la voz, el habla, el lenguaje (oral, escrito o gestual), la audición y las funciones orofaciales, tanto en niños como en adultos.
De ahí la importancia de esta disciplina a lo largo de todas las etapas de la vida, ya que en cualquier momento de la misma podremos requerir los servicios profesionales de un logopeda, bien sea para ayudar a niños que empiezan a hablar, o bien para jóvenes o adultos con algún tipo de afectación en el habla.
Siempre se ha identificado que el trabajo del logopeda estaba orientado hacia la in
fancia, si bien juegan un papel muy importante para el desarrollo de los más pequeños, esto no es así. Recientes estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirman que en el año 2050 un 30% de la población mayores de 80 años requerirán de los servicios profesionales de un logopeda.
Por otro lado, tras numerosos ensayos clínicos y estudios se ha demostrado que los pacientes mejoran su salud cuando son asistidos para mejorar su habilidad para comunicarse, ya que esto estimula la capacidad de superación de la persona y refuerza la capacidad de la persona para salir de esa situación, suponiendo un impacto emocional muy importante.