El juego es una herramienta terapéutica esencial para detectar algunas patologías que afectan al comportamiento infantil.
A través del juego, los terapeutas pueden trabajar distintas disfunciones en el ámbito físico, cognitivo, social y afectivo del niño. Pero además, el juego es también un área de trabajo para que lograr que los niños mejoren en autonomía y consigan ganar en autoestima, calidad de vida y sentido de logro.
El juego es expresión y vehículo de las fantasías y conflictos de los niños, de ahí lo rápido que se puede acceder a su estado emocional a través de esta herramienta.
Características del juego como terapia
- Promueve el desarrollo emocional. El valor terapéutico de la comprensión del juego y el trabajo de elaboración de los conflictos hacen que sea una herramienta única en el abordaje psicológico de niños con problemas.
- Puente entre la fantasía y la realidad. Un juguete puede permitir al niño, durante la sesión, vencer sus miedos, sirviendo de puente entre la fantasía y la realidad. Un mismo juego puede incluso adquirir distintos significados de acuerdo a la situación en la que se encuentre el niño y el contexto y asociaciones de la sesión, pudiéndose incluso convertir un juego inhibitorio en un juego creativo con las intervenciones oportunas.
- Permite elaborar los conflictos. La terapia a través del juego también permite abordarlos problemas de adaptación de algunos niños. A través de la motivación del niño por el juego se pueden adquirirlos objetivos terapéuticos que se persiguen ya que, al jugar libremente, se pueden observar sus sensaciones, emociones y su relación con el entorno.