Aquello en lo que creas, aquello que te va a suceder. O lo que es lo mismo, cuida tus pensamientos, porque de ellos dependen tu autoestima, tu ánimo y tu manera de afrontar el día a día.
En muchos momentos de nuestra vida parece como que ésta nos cae autoimpuesta. Nuestras posibilidades se reducen al asumir, bajar la cabeza y pasar por el aro de la mejor manera posible. Y no nos falta razón; hay cosas que no están bajo nuestro control. Pero no por ello debemos de dejar de mirar el otro lado de la moneda: lo que sí podemos hacer con nuestros pensamientos.
Tanto peso tienen nuestras creencias y los mensajes que nos enviamos a nosotros mismos en ese silencio, a veces ensordecedor, e interno que, paralelamente a la psicología, se ha desarrollado una psicociencia que estudia cómo influyen los pensamientos y la manera de comunicarnos en nuestra realidad. En concreto, hablamos de la PNL: programación neurolingüística.
Por todo ello, no es lo mismo decir: “no puedo” a “no quiero”, “tengo que” a “elijo”. Cada uno de nosotros es responsable de cómo afronta los acontecimientos de la vida. Hay momentos duros, sin duda alguna. Momentos en los que nos es necesario contar con apoyo y permitirnos a nosotros mismos ser lo que somos y sentir lo que sentimos. Darnos un tiempo para comprender, aceptar y transitar la emoción. Situaciones en las que quizá, necesitemos de una persona con recursos y herramientas que nos ayuden. Pero sobre todo, siempre, apoderaros de vosotros mismos, porque desde ahí, el campo de posibilidades es infinito.